La exposición pretende ofrecer una mirada hacia la civilización occidental, que ha visto con frecuencia la incivilidad en el ojo ajeno, pero no ha sido capaz de ver la barbarie en el propio: a través de un imaginario que atraviesa la cultura europea desde la época medieval hasta nuestros días, desde centauros y amazonas hasta Tarzán y Frankenstein, pasando por Job, Robinson Crusoe, el Segismundo de Calderón o el buen salvaje de Rousseau, se muestra la invención del salvaje en el arte europeo, que en el pasado era alejado, olvidado en la inmensidad del bosque, y en la actualidad es un ser cada vez más invisible, estigmatizado en los bordes de la civilización, que deambula por la ciudad y que sólo de vez en cuando logra hacer oír su voz en la sociedad que le excluye.