Tras leer ya varias novelas del mismo autor, empiezo a encontrar elementos característicos o, si se quiere, repetitivos: historias muy complejas, que abarcan varias generaciones, varias familias, varias épocas y varios delitos; implicación personal del detective Lew Archer, en unas más que en otras; policías un poco brutos pero honestos y eficaces; mucho desequilibrio emocional y, menos, psíquico; gran importancia de las relaciones entre padres e hijos (no tanto entre madres e hijas).

Con todo esto, estas tres novelas se me entremezclan un poco, a pesar de que acabo de leerlas. Y me han gustado, desde luego. Sobre todo "La mirada del adiós", con mucho la más compleja de las tres pero también la más fascinante. Por cierto, que no puedo dejar de imaginarme al detective Archer con la cara de Steve McQuinn. Imagino que lo vi en alguna película y se me quedó. En todo caso, son novelas clásicas del género y, dentro de ello, buscan decir algo más sobre la psicología humana, pero no debemos pedirles lo que no pueden dar. Dentro de eso, están bastante bien. ( )