El bárbaro tema de Los NIBELUNGOS parecía venir des
timado desde toda la eternidad para servir de fuente de
inspiración al cruel y sOmbrio genio de Hebbel. "Decidi
damente-escribe Farinelli en su libro Hebbel e i suoi
drammi-, quien imaginó los cantos de los Nibelungos tenia
una singularísima afinidad espiritual con el poeta
de esta fuerte y salvaje trilogia." Sin duda por eso, desde
aue Hebbel, en su primera juventud, llegó a conocer la
ruda epopeya germánica, sintió el intimo afán de hacer
vivir en la escena los viejos héroes y sus gestas sangrientas.

Pero sólo en el momento de la gran plenitud de sus
fuerzas, una vez acabado Gyges und sein Ring en el otoño
de 1815, creyóse capaz de poder triunfar de las inmensas
dificultades de aquel magno asunto trágico.
Mucho antes de él, en pleno Romanticismo, La Motte-Fougué
habiase remontado hasta los Nibelungos en demanda
de materia para uno de sus dramas, y más recientemente
dos poetas dramáticos de menor importancia, Geibel
y Raupach, habían pretendido también infundir vida
teatral a Siegfried y Hagen, Brunhild y Kriiemhid. acaso
como la dedicatoria de la trilogia indica, el ver a la que
poco después había de ser su esposa, Christine Engehausen,
representando el papel de Kriemhild en la obra de
Raupach, haya servido de estímulo a Hebbel para resolverse
a acometer de una vez aquella empresa heroica, acariciada
en secreto durante tantos años.

Comenzó su labor con la pretensión de escribir una tragedia
en cinco actos, y sólo después de muchos vanos esfuerzos
por encerrar en tan reducido marco cuadro tan dilatado llegó
adoptar la forma actual en once actos

En la primavera de 1860 logró darle cima. Un año más
tarde, el teatro de la corte de Weimar, donde no se había...

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