Es considerado el último escritor maldito de la literatura norteamericana. Su poesía es corrosiva, ácida, franca y sin embargo; esto no la hace pierda la puntería, sus palabras son dardos que dan justo en el blanco, en el centro mismo de la ilusión del sueño americano, la que debe verse al ras de suelo como la ven y la viven los desheredados, los perdedores de siempre, los elegidos para representar ese papel, de mendigos, borrachos y prostitutas, los que van arrastrando su cuerpo por las calles, y que ocasionalmente -si la suerte los acompaña- lo viven por algunas horas; en una pestilente y sucia habitación de un hotel de paso. Son los antihéroes norteamericanos o ¿serán los héroes? En cualquier caso, son ellos los protagonistas en la obra de Bukowski, esos "sabios" que en su locura timbran el sentido de la vida, para darse cuenta que nada importa tanto como saber que nada tiene importancia.
Es el lord de los subterráneo, el poeta auténtico de la vida cotidiana, el que en voz de Hank, nos conduce por extraordinarias narraciones, y con disfraz de Henry Chinansky, nos cuenta historias donde se cruza el principio y el final de la vida, mostrándonos el mundo como es, violento y duro. ( )