Probablemente E.T.A. Hoffmann pudiera ser testigo del éxito que una parte de su obra ha conocido, le sería difícil creer que aquellos cuentos que él escribía arrastrado por el ímpetu de su infatigable creatividad, y que consideraba lo menos importante de sus múltiples actividades, han sido los encargados de guardar perpetua memoria de su nombre. Porque Hoffmann, nacido en Königsberg el año 1776, era considerado ante todo un músico, un funcionario, buen dibujante y, casi en último lugar, poeta y literato.

La obra de Hoffmann es fundamental para comprender toda la cuentística del Romanticismo y lo que vino después, desde Edgar Allan Poe hasta Becquer, desde Julio Verne hasta Jorge Luis Borges. Hoffmann se halla en la base de todo, y es increíble que gente que tanto se explaya en autores de su descendencia, ignore esta ilustre ascendencia que se hizo acreedora incluso de una de las más célebres óperas. Todo está ya aquí. ( )