Waldemar Espinoza Soriano
Auteur van Los incas: Economia sociedad y estado en la era del Tahuantinsuyo
Werken van Waldemar Espinoza Soriano
La destruccion del imperio de los incas: La rivalidad politica y señorial de los curacazgos andi 2 exemplaren
La Destrucción del Imperio de los Incas 2 exemplaren
Los incas 1 exemplaar
La civilización inca economía, sociedad y estado en el umbral de la conquista hispana (1996) 1 exemplaar
Temas de etnohistoria boliviana 1 exemplaar
Gerelateerde werken
Peru durch die Jahrtausende Kunst und Kultur im Lande der Inka ; NÖ Landesausstellung 1983, Schallaburg, 7.5.1983 -… (1983) — Medewerker — 6 exemplaren
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Espinoza recuerda que la leyenda de Eldorado selvático nació tan pronto como los españoles sometieron al imperio inca. En adelante, el lugar de extraordinarias riquezas que serÃa Eldorado, donde los hombres entraban a bañarse a las lagunas con el cuerpo cubierto de oro, se adueñó de las fantasÃas de los colonizadores. A lo largo del siglo XVI, diferentes capitanes solicitaron permiso para emprender la conquista del oriente. El virrey alentó sus pretensiones en parte porque aligeraban el problema que suponÃa para la Corona la presencia en las ciudades de militares empobrecidos a causa de la guerra que sostuvo con los encomenderos. En 1541, 1549 y 1557 Francisco de Orellana, Diego Palomino y Juan de Salinas Loyola se internaron en el mitológico territorio. Orellana descubrió el rÃo Amazonas, Palomino fundó San Leandro de Jaén, mientras que Salinas Loyola tomó posesión de Maynas (Loreto) y recorrió el rÃo Ucayali hasta sus nacientes en el Cusco, pasando antes por el pongo de Manseriche. Sin embargo, las cada vez más frecuentes excursiones no consiguieron una efectiva consolidación del poder hispano debido a las enormes dificultades supuestas por la geografÃa y el clima y la resistencia perseverante de las numerosas etnias dispersas en la región. En ese sentido, la historia narrada por Espinoza sacude por la renovación incesante del odio entre el invasor y el invadido, y la crueldad desbordada. En 1676, por ejemplo, 3 000 abijiras perdieron la vida perseguidos por la muerte del padre Güels.
Waldemar Espinoza atribuye a los misioneros que tomaron la posta a las tropas los mayores logros colonizadores. El autor concede una atención particular a la acción de los jesuitas durante el seiscientos y el setecientos. Verdaderos cientÃficos de la catequización, los jesuitas fueron capaces de establecer relaciones duraderas con las etnias locales poniendo en práctica un riguroso código que incluÃa diferenciar sus costumbres y adoctrinarlas en su propia lengua. En colonias o “reducciones†que buscaban ser centros productivos, los religiosos se esforzaban por enraizar entre los nativos la ley escrita, el sedentarismo, la agricultura, el trabajo rentado y la monogamia. Espinoza destaca la obra de los padres Cueva, Santa Cruz, Figueroa, Lucero, Richter, Fritz, Brentano y Bahamonde, este último fundador de Santa Bárbara de Iquitos (1740). El increÃble padre alemán Samuel Fritz, autor del Mapa geográfico del rÃo Amazonas (publicado en 1707) e incansable fundador de misiones, le merece extensas páginas. Al final de su campaña misional, los jesuitas habÃan levantado 173 reducciones, un trabajo que Espinoza considera admirable si se toma en cuenta la férrea voluntad de las etnias de preservar su vida nómade y su economÃa de autoconsumo.
En 1802 la región amazónica fue devuelta al Virreinato del Perú, después de haber sido transferida en 1717 al nuevo Virreinato de Nueva Granada. Espinoza analiza cuidadosamente el manejo que recibió este hecho años más tarde durante la Independencia por los nacientes estados del Perú y la Gran Colombia. Son de mucho interés las alusiones a Simón BolÃvar, en el sentido de revelar su deseo de anexar el territorio selvático a la Gran Colombia pero también su decisión de subordinarlo a los resultados de la negociación diplomática. El rumbo que siguieron las tratativas hasta 1842, ya involucrando a la república del Ecuador, pone fin al extenso y cautivador recuento de Waldemar Espinoza.
Lima, 23 de mayo de 2007… (meer)