De las tres obras aquí reunidas, la menos buena es el "Enquiridion". Se trata de una exhortación a un joven para que se comporte cristianamente. Por su propia forma, deriva a veces en sermón, pero Erasmo escribe demasiado bien como para caer en el tostón. "Elogio de la locura" la leí en otra edición, pero reafirmo que es estupenda, sin duda la mejor de las tres de este tomo. En cuanto a los "Coloquios", aquí aparece una selección de 15 de estas obritas, publicadas originalmente de forma independiente, en las que Erasmo utiliza esta forma literaria, tan clásica ella, para afrontar temas muy diversos y frecuentemente al hilo de la actualidad de su vida. El editor aporta las notas justas para que entendamos esto y, afortunadamente no estorba la lectura.

Erasmo no es un filósofo, al menos no como lo entendemos hoy, sino un teólogo o, mejor, un cristiano libre y culto. En las tres obras su obsesión es animar a la práctica de un cristianismo más auténtico. Para él, esto pasa por despojarlo de los oropeles que estorban y, en general, por hacerlo lo más espiritual posible, y por aquí conecta con la tradición griega del dualismo. A veces, en efecto, este dualismo chirría un poco, porque llega al desprecio del cuerpo, pero es comprensible en su época, en la que la religión se reducía casi en exclusiva al cumplimiento de ritos externos. Aun así, lo he leído como si estuviese leyendo un ensayo actual. Salvadas las lógicas diferencias históricas, esto textos me han resultado tremendamente claros y cercanos.

Y además, divertidos. No solo el "Elogio", sino también los otros textos, algunos de los cuales (algunos Coloquios) mantienen el tono distendido. Y es que este es un tipo de prosa elegante, incluso en traducción, que expone las ideas con pasión pero también con estilo. Me ha parecido estar escuchando (no leyendo) a un hombre realmente sabio. Si fue en persona como parece ser por estos textos, sin duda Erasmo de Rotterdam es uno de los tipos con los que me hubiera gustado compartir un par de cervezas. ( )