El principal valor de este libro es su erudición. El autor ha escudriñado hasta el último papel del archivo de la Catedral de Toledo, del que ha sido responsable durante largos años. Ha sacado de ahí todos los datos posibles sobre el funcionamiento del Cabildo de la Catedral, sobre las vidas de sus integrantes y sobre las principales obras de arte realizadas en el siglo de referencia. Como obra de consulta, pues, es un magnífico libro.

Como lectura, es mala. Fernández Collado ha colocado sus fichas de trabajo en los lugares oportunos, pero no se ha preocupado de releer el resultado final. Consecuencias: repeticiones y lectura aburrida. Abusa de las listas que nada aportan al lector y que solo servirían de consulta al historiador, si acaso. Y tampoco profundiza en el contexto de la Catedral, que se nos aparece no solo como una institución propia, sino también aislada del resto, incluyendo el entorno religioso. Si acaso, de vez en cuando, algún esbozo de sermón de corte espiritualista-institucionalista (ya saben, "este organismo fue creado para la alabanza a Dios y salvación de los hombres" y cosas por el estilo) y nada más. Lo más interesante son los datos sobre algunas de las principales obras de arte, que, no lo olvidemos, son grandes muestras artísticas universales, eso es verdad. Pero que el libro este no es para leer sino, quizás, para consultar, también es verdad. ( )