Joana Ripollès-Ponsi Ortiz

Emma era la hija mayor de Guifré el Pilós (Wilfredo el Velloso, para los que hicimos el BUP), considerado el fundador de la patria catalana. Guifré, entre otras muchas cosas, fundó un monasterio con intención fundamentalmente repobladora, y a él destinó a su hija desde bien pequeñita, como era costumbre en la época. Según todos los indicios, Emma se desempeñó bastante bien en su labor, pero poco después de su muerte las luchas dinásticas entre los distintos condes catalanes y la presión musulmana acabaron por llevar el monasterio a su cierre, cierre que la tradición popular vincula a la famosa historia del conde Arnau.

Las autoras de este libro no son historiadoras, ni parecen pretenderlo. Una profesora de catalán y una teóloga aprovechan los documentos y los datos que se pueden obtener sobre su biografiada, y los estiran y adornan todo lo posible. Utilizan una técnica literaria ingenua (como si la propia Emma nos estuviese hablando hoy, y dividiendo su historia en cuatro etapas, como las cuatro estaciones) y se complacen en imaginar cuadros idílicos de la vida en lo que hoy es Cataluña Vieja en tiempos del primer milenio. Demasiado bonito, romántico y "naif". Sin embargo, no cometen graves errores ni sus anacronismos son irritantes. Son simplemente dos mujeres que quieren ver el origen de su país de color de rosa, ignorando casi todo lo tenebroso. Escriben como dos "monjitas" (aunque solo una de ellas lo es): sencillo, agradable y no demsiado riguroso pero, ¿a quién le importa, en definitiva?… (meer)