Se trata de la reedición de un clásico de la literatura científica sobre los guanches. El autor, al parecer, tuvo en su momento un prestigio considerable y fue reconocido por todos los canarios de la segunda mitad del siglo XX como uno de sus grandes arqueólogos y, sobre todo, antropopólogos. Pero, alejado de los departamentos universitarios, en gran medida trabajó solo, y eso se nota. Incorporó al conocimiento sobre los guanches muchas de las corrientes de la antropología, la prehistoria y la arqueología de su tiempo, pero el libro, considerado su obra maestra, resiste apenas el paso del tiempo. Los editores lo saben pero, en vez de dejarlo como estaba y añadirle algún estudio actualizador, han preferido introducir notas, a veces muy extensas y elaboradas por autores diversos, donde les ha parecido conveniente; además, realizan una amplia semblanza biográfica de Luis Diego. El resultado es molesto para el lector y fragmentario en cuanto a su capacidad para lo que se persigue, es decir, actualizar los datos y las teorías. Uno no llega a enterarse bien de por qué algunas de las cosas que dice el autor hoy están superadas (es decir, qué es lo que hoy sabemos que entonces no se sabía), ni tampoco entiende el hilo que une los datos. Por ejemplo, se nos dice que la teoría de que los guanches llegaron a Canarias en el Neolítico está hoy superada, y también que esa llegada tuvo lugar mucho después, pero nadie se molesta en informarnos de cuándo.

Además de los errores de reedición, la propia obra envejece bastante mal. Algunas de las teorías suenan demasiado añejas, especialmente las derivadas del rígido determinismo geográfico (que hace que el autor se empeñe en hacernos creer que los guanches vivían casi exclusivamente del pastoreo trahumante) e incluso de algunas tendencias de determinismo biológico. En resumen, una obra superada pero que pudo haber sido bien reutilizada con otros criterios de forma que, hoy, se nos queda coja. ( )