HISTORIA UNIVERSAL :
LOS TIEMPOS ANTIGUOS : VOLUMEN I

PRÓLOGO AL VOLUMEN I

EL contenido de este volumen de la HISTORIA UNIVERSAL MARIN
abarca una enorme cantidad de tiempo. Centenares de miles de años
transcurrieron desde el momento en que el primer antropomorfo adoptó
la posición bípeda, hasta aquél en que se produjo el derrumbamiento del colosal
ismo que Roma había levantado. Pero de un modo inverso a su extensión,
a memoria de la Humanidad sólo consiguió retener un número escaso de noticias
que comprenden los últimos cuatro milenos anteriores a Jesucristo. Antes de
los, un gran vacío que los prehistoriadores se afanan en rellenar desde hace
más de un siglo. A pesar de todo, en la actualidad es posible presentar un
cuadro coherente de la evolución de los hombres a lo largo de tan dilatado
periodo.

Se abre este volumen con un capítulo en el que se pretende explicar cómo
ha hecho y se hace la Historia, incluyendo una sucinta reseña de las dificultades
que comporta tal labor; cuántos tipos de Historia han sido ideados, y qué
interpretaciones de la misma se han dado por los pensadores de todos los tiempos
A continuación, comienza ya el fascinante y larguísimo período prehistórico,
reconstruido pacientemente en los últimos tiempos por un selecto grupo de
estudiosos. Se examina el sistema de trabajo, de los prehistoriadores y los logros conseguidos hasta nuestros días. Se traza el marco en que vivían aquellos lejanos
antepasados nuestros y el escabroso camino que hubieron de recorrer con lentitud
para llegar a sentar las bases de las primeras civilizaciones históricas.

Se inicia luego la Historia propiamente dicha con el relato de la vida y las
obras de los reducidos núcleos que empezaron a recordar por escrito su desarrollo
en la pequeña área del Oriente Medio. Cómo eran y cómo vivían, de qué modo
fueron progresando aquellos grupos de hombres blancos -camitas, semitas
que tuvieron a su disposición el maravilloso instrumento de la escritura
Surge más tarde la prodigiosa cultura de unas ciudades griegas que, sin
precedente alguno, elevaron la civilización a las más altas cimas del pensamiento y
del arte, a costa de una vida material poco desarrollada.

Como reacción a esta cultura refinada, pero localista, apareció después el
mundo helenístico, obra material de un genio de la guerra, Alejandro, que
preparó el camino a Roma. Porque fue otro grupo ario, el romano, el que comenzó
a desarrollar una idea política ecuménica de hondas consecuencias también en los
tiempos siguientes.

La historia de Roma ocupa, por su trascendencia, un gran espacio en este
olumen. Fue el primer gran imperio europeo que supo conjugar, además, esta
nueva idea política con un desarrollo material hasta entonces desconocido,
con un mas alto "nivel de vida".

Como en toda sociedad excesivamente materializada, pronto hubo de aparecer
una reacción angustiosa, originada por la vaciedad espiritual en que se
desenvolvió el gran complejo romano. Y en el seno de aquella inquietud nació el
Cristianismo, el decisivo movimiento religioso en el que se habían de fundir los
avances anteriores y que se tenía que proyectar de modo indeleble en el porvenir
de la humanidad.

El lector encontrará que nuestro mundo ofrece ciertas analogías con el que
existió hace dos mil años en Europa. Y tal vez estas páginas puedan sugerir
ideas aplicables en la actualidad. Por lo menos, podrá juzgar sobre la manera de
reaccionar de aquellos hombres ante problemas similares a los que ahora nos atenazan.