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Bezig met laden... Ancient Egyptian Medicinedoor John F. Nunn
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The skills of the ancient Egyptians in preserving bodies through mummification are well known, but their expertise in the everyday medical practices needed to treat the living is less familiar and often misinterpreted. John F. Nunn draws on his own experience as an eminent doctor of medicine and an Egyptologist to reassess the evidence. He has translated and reviewed the original Egyptian medical papyri and has reconsidered other sources of information, including skeletons, mummies, statues, tomb paintings and coffins.
Illustrations highlight symptoms of similar conditions in patients ancient and modern, and the criteria by which the Egyptian doctors made their diagnoses - many still valid today - are evaluated in the light of current medical knowledge. In addition, an appendix listing all known named doctors contains previously unpublished additions from newly translated texts. Spells and incantations and the relationship of magic and religion to medical practice are also explored. Incorporating the most recent insights of modern medicine and Egyptology, the result is the most comprehensive and authoritative general book to be published on this fascinating subject for many years. Geen bibliotheekbeschrijvingen gevonden. |
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Google Books — Bezig met laden... GenresDewey Decimale Classificatie (DDC)610.932Technology Medicine and health Medicine History, geographic treatment, biography Ancient World Egypt to 640LC-classificatieWaarderingGemiddelde:
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Ene sta obra, traducción de Ancient Egyptian Medicine [London, British Museum Press, 1996], está dirigida a una amplia gama de lectores: doctores, biólogos, historiadores de la medicina y egiptólogos y ha sido la intención del Dr. Nunn, médico de profesión, “escribir un libro que pueda ser inteligible a todos” (p. 8). Se puede decir que el autor ha logrado su propósito. Por la cantidad de información, la diversidad de enfoques y la abundancia de ilustraciones, la obra de Nunn se constituye en una suerte de síntesis enciclopédica de los conocimientos actuales sobre la medicina de los antiguos egipcios. El recorrido de Nunn se inicia con consideraciones generales acerca de la geografia y la historia de Egipto en relación con la alimentación y la medicina, la producción y el consumo de alimentos y algunas breves observaciones sobre la constitución física de los egipcios, su vestimenta, esperanza de vida, el lenguaje y la escritura.
Concluye que el medio geográfico favorable, por su fertilidad y aislamiento, la invención temprana de la escritura y la perdurabilidad de su soporte, junto a la habilidad e inventiva administrativa y técnica de los egipcios, crearon un “ambiente único en el cual la práctica de la medicina pudo desarrollarse y ser conservada en manuscritos” (p. 28). El capítulo II analiza el conjunto de papiro s conocidos de temas médicos: proveniencia, datación, formato y contenido.
En el capítulo siguiente Nunn encara un aspecto importante y complejo de su tema: la dilucidación de los conceptos de anatomia, fisiologia y patologia de los antiguos egipcios, sobre la base de las pruebas que aportan los papiros de tema médico. Aqui no se pueden soslayar algunas observaciones con respecto al método empleado. Como señala Nunn, los egipcios contaron con un amplio vocabulario para denominar las partes internas y externas del cuerpo.
El procedimiento del autor consiste básicamente en buscar las posibles correspondencias entre los términos anatómicos egipcios y los nuestros. Uno de los parágrafos del capítulo se titula “Los nombres de los órganos internos” y se nos dice que “En algunos casos los nombres arrojan luz acerca de la comprensión que tenían acerca de la estructura, localización y funcionamiento de tales órganos” (pag. 64). (cf. también las figuras de las pags 56-57). Hay un problema en todo esto. Nada indica que los egipcios hubieran llegado a un concepto de órgano coincidente con el nuestro. Postular, por ejemplo, la identidad de ib o haty (pero, ^,son sinónimos?) con corazón y r-ib con estomago es desconocer este hecho. Del mismo modo, si analizamos los posibles conocimientos de fisiología de los egipcios partiendo de nuestra idea de sistema (nervioso, circulatorio, respiratorio, etc.), la conclusión que se impone: “las ideas que tenían acerca de la fisiología eran muy rudimentarias y, con frecuencia, equivocadas.” (p. 65), es cuanto menos anacrónica.
Con respecto a los conceptos de patología, el autor establece la diferencia entre las lesiones traumáticas, cuyas causas resultaban claras al médico egipcio, y las enfermedades internas, difíciles de comprender y a menudo atribuídas a causas sobrenaturales y reseña las opiniones de los especialistas sobre el significado de algunos conceptos claves com o wekhedu, setet y aaa. No se puede reprochar a Nunn que no haya alcanzado conclusiones claras en estas difíciles cuestiones, pero un estudio de este tipo no debería pasar por alto el hecho de que las ideas egipcias sobre la anatomía,la fisiología y las patologías configuran una constelación que responde a una lógica que no es la nuestra y que es necesario descubrir y comprender antes de juzgar. El capítulo IV analiza, desde el punto de vista de la moderna paleo patología, la gama de enfermedades que padecieron los antiguos egipcios. Las fuentes de este conocimiento son los estudios de restos humanos, actualmente facilitados por los sofisticados métodos de diagnóstico que se pueden aplicar a esqueletos, restos desecados y momias: tomografía computarizada, endoscopia de fibróptica,microscopio electrónico, estudio de los anticuerpos, ADN...