Intentar hacer de unos retales desordenados una obra literaria es empresa seguramente imposible; esto se demuestra en este libro. Si bien la escritura es, en algunos momentos, muy interesante y sorprendente, no hay interiormente, en todo el contenido, algo que una cuanto se quería decir.
Ha señalado otro reseñista que este libro tiene un interés académico, que no se cumple del todo, al evitar las notas y la presentación de los cambios introducidos. No está bien hablar de libros malditos, porque aquí no hay maldición alguna: tristemente el autor falleció antes de acabar la novela, y lo que estamos leyendo es una interpretación de alguien que se basa en los papeles disponibles.
Falta cohesión, que seguramente habría hecho de esta novela algo muy interesante. De esta manera, sólo puedo aconsejar que se acerquen a este libro de manera ocasional; quiero decir: por partes, porque no van a perder nada por leerlo sin conexión. Cada sección se puede leer de manera independiente, sin que afecte al todo, porque éste no existe. Es lamentable, pero es así.
Me recuerda en ciertos momentos a Juan Benet, que carecía de humor, que yo creo que hubiera enriquecido el libro mucho más.
No se puede hablar de este libro como "medular" cuando se trata de un fantasma, un esbozo al que poca gente ha tenido acceso.